miércoles, 10 de enero de 2007

Leyenda del Tequila

El origen del tequila se pierde en las sinuosidades de la historia.
Persisten dos versiones, la primera se basa en relatos mitológicos de la época prehispánica, en sus leyendas; y la otra, en hechos cuasi históricos del tiempo de la Colonia, condimentados por la imaginación de los descendientes de las familias tequileras.
LA LEYENDA PREHISPÁNICA
Se cuenta que una tribu náhuatl, cansada de peregrinar por largo tiempo en busca de su tierra prometida, descubrió casualmente el origen de la bebida en la región de Chimalhuacan —actualmente Jalisco, al occidente de México.
Cierto día —sigue la leyenda—, algunos miembros de la tribu recolectaban plantas silvestres en una cañada, cuando de pronto cayó un rayo sobre un planta de agave, propiciando el fuego en todo el campo, lo que se supone favoreció su cocimiento y que, en seguida, emanara un olor muy agradable que impregnó todo el valle.
Los indígenas, movidos por la curiosidad, al ver que la cabeza de agave cambiaba de su color verde a café —debido al cocimiento—, decidieron probarla y “les deleitó el dulce sabor”; de tal forma que la recolectaron y repitieron la acción con el incipiente uso del fuego...
Aún hoy, los historiadores no coinciden al opinar si tal hecho fue “accidental” o “provocado”, y que los naturales conscientes, luego de degustar el dulce que desprendían las cabezas —o piñas— de agave al fundirse con el fuego, lo mezclaron con agua, o si el cambio climático de aquella época logró “un caldo perfecto para una levadura, generando una descomposición del jugo diluido dando lugar al alcohol, que llamaron simplemente mezcal de tepache”.
Algunos, sin embargo, afirman que “fue accidental” que los trozos de agave cocidos se fermentaran al quedar abandonados en recipientes con agua; como haya ocurrido, de ese posible “accidente” nació el mezcal y su historia.
Los chimalhuacanos a diferencia de los pobladores de Tenochtitlan, una vez descubierta la miel del agave y por ser menos religiosos y más proclives a disfrutar de los regalos de la naturaleza, abrigaron la bebida como “casera”, y con ella celebraban sus fiestas.
En una vasta pero rica región en ríos, manantiales y lagos, las tribus náhuatl, habitantes de la región de Chimalhuacan, crearon una modesta civilización para defenderse del acecho de otros grupos indígenas en las faldas del volcán Chiquihuitillo, que desde entonces ha sido testigo de la transformación y evolución de la bebida de agave.

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